Por Rosa & Sergio, Centro de Unidad Premananda, Italia
Esto es sobre nuestra celebración del cumpleaños de Swami Premananda en el Centro de Unidad Premananda, en Amelia, Italia.
Queríamos poder encontrar al menos un par de rosas en el jardín para poner sobre las padukas de Swamiyi, pero teníamos poca esperanza de hacerlo pues últimamente el clima había sido muy inclemente, con una temperatura de casi cero grados y, en la noche antes de la celebración, había empezado a caer una lluvia torrencial, la que continuó hasta la mañana siguiente. Cuando finalmente dejó de llover, salí y traté de rescatar algunas plantas que ya estaban completamente empapadas con el propósito de decorar el altar y la silla de Swamiyi. Sin embargo, ¡quedé absolutamente asombrada de descubrir un jardín colmado de rosas!
Era como en el mes de Mayo; un festival de rosas frescas mojadas de todos los colores posibles. Había suficientes como para la guirnalda, para la foto de Swamiyi, para las padukas, para el Shivalingam, para los ramilletes para la Madre Divina, para el Gurú Astotra, en adición a diez pequeñas rosas muy aromáticas del mismo color para decorar la torta de cumpleaños.
Una intensa fragancia llenó el templo y quedaban todavía muchas rosas en el jardín. Me puse muy contenta, con la expectativa de una linda celebración; Swamiyi estaba con nosotros.
Entonces empecé a recibir mensajes de personas que decían que no iban a poder concurrir y me sentí tan decepcionada que decidí cancelar la celebración. Pero justo en el momento en que estaba por levantar el teléfono, recibí una llamada de alguien diciendo que vendría desde una distancia de 200 kilómetros especialmente para poder participar en este importante evento. Así que tomé la decisión de seguir adelante y hacer la celebración aun si fuésemos sólo unos pocos. En ese momento oí una voz apenas perceptible diciéndome: “¡Van a venir, van a venir!” Pero no le presté mucha atención.
Tal como finalmente resultó, incluso la gente que había dicho que no vendría, pudo venir de cualquier manera; ¡yo estaba realmente muy feliz!
Otra sorpresa fue que todos cantaron bhayans, algo que nunca había sucedido anteriormente. Hubo también una meditación, bendiciones de lingam y lectura de unos satsangs de Swamiyi que eligieron los participantes y que respondieron algunas de sus preguntas ocultas.
Fue en verdad una noche inolvidable.
Aquí hay algunas impresiones de cuatro participantes:
• “El sábado fue muy especial. Quedé sorprendido de la sincronía de todo, como que las cosas ocurrieron de tal forma que éramos diez, como las rosas de la torta. En realidad, E y R y yo habíamos decidido venir tan sólo unas horas antes. Sentí la presencia de Swami Premananda con mucha fuerza, como si él estuviera aquí con nosotros.”
• “No es fácil expresar con palabras lo que viene del corazón. Al cruzar el portón de entrada, la primera impresión que uno recibe es el sentimiento de gran paz que todo lo abarca… las flores, los árboles, los edificios… como si todo perteneciera a otra dimensión, y probablemente es así. El día de la celebración – gracias al pequeño milagro de los rosales floridos a pesar del día lluvioso y gris – tuvimos el sentimiento de estar participando en algo importante, algo que enriquecería nuestros corazones y nuestras vidas; algo sutil y penetrante, vivo y excitante. Agradecemos a Rosa y Sergio por permitirnos participar y por traernos el Amor Universal recibido de Swami Premananda, el que debería ser la única religión de nuestra Madre Tierra.”
• “Durante los cantos hubo un sentimiento de luz y serenidad. Durante la meditación vi una antigua pared con algunas figuras místicas abrazándose con gran amor y serenidad. Yo estaba allí, pero la emoción me trajo de regreso a la realidad. El contacto con el lingam envió una descarga energética a través de todo mi cuerpo brindando una agradable sensación de liviandad.”
•“Conservo un hermoso recuerdo de esa noche tan intensa y particular. Me conmovió de manera profunda y grata.”
¡ YEI PREMA SHANTI !