Mi Experiencia con Swamiyi

Por Manimekhala

Hace siete años, fui al Centro Sri Premananda de Villa Carlos Paz, Argentina. En ese tiempo, me sentía deprimida porque no podía encontrarle un sentido más profundo a mi vida y una de mis amigas había dicho: “¡Ven! ¡Te llevaré a un lugar muy especial que va a ser bueno para ti!”

La primera vez que fui al Centro Sri Premananda de Villa Carlos Paz, Argentina, asistí al habitual programa de los domingos del Centro. Desde entonces realmente sentí la necesidad de volver y participar en todas las actividades. Al principio, yo no creía mucho en Swamiyi. Tampoco practicaba meditación. Sin embargo, en cada actividad en la que participaba en el Centro, sentía más luz y más fuerza, lo que me ayudaba a sostener mi vida cotidiana.

El entendimiento y la madurez de los coordinadores me dieron mucha motivación y valentía para entrar en contacto con el Centro e involucrarme más en sus actividades. Fue el amor y la tolerancia de los coordinadores lo que ayudó a abrirme a un nuevo camino, en el cual pude buscar el sentido de la vida y encontrar a Swami Premananda.

Cuando al inicio empecé a asistir a los programas del Centro, yo pensaba: “¡Esta gente está un poco loca, cantando bhayans a voz de cuello!” Pero ahora yo soy una de esas personas locas y, como dijo Murali (coordinador del Centro), “es bueno estar loco – ¡loco por Dios!”

Con frecuencia iba a participar en las actividades del Centro porque sentía que eran una inyección de fuerza y luz que me ayudaba a continuar con mi vida diaria. Tenía, no obstante, algunas dudas respecto al Maestro espiritual, así que decidí escribirle a Swamiyi y explicarle lo que había en mi mente. Swamiyi contestó diciendo: “No te preocupes. Recibirás una respuesta a tus dudas y preguntas en el momento correcto.” Tres años pasaron y atravesé muchas pruebas difíciles. Durante esos duros momentos decidí aferrarme al amor puro de Swamiyi, pues eso era lo que la parte más real de mí me urgía hacer, ¡a pesar de que mi mente seguía diciéndome otra cosa!

Resolví viajar a la India para visitar a Swamiyi, mi “amor Divino.” Desde el instante en el que tomé esa decisión, pude sentir que las bendiciones de Swamiyi estaban conmigo. Tenía algunas dudas acerca de cómo iba a viajar, ya que en realidad no disponía de dinero suficiente. ¡Viajaría sola, no sabía hablar inglés y nunca había estado en un avión antes! Pero me dije: “¡LO HARÉ!”

Algunos días antes del momento programado para viajar a la India, el Ashram me informó ¡que podría ver a Swamiyi el día posterior a mi arribo! Qué maravilla – verle inmediatamente después de llegar. Mientras viajaba sentí muy fuertemente su presencia en forma de amor y quizás ésa era su bendición. Cuando mi avión finalmente aterrizó y por primera vez puse mi pie en la India en el aeropuerto de Chennai, me sentí invadida por el sentimiento que había estado antes allí, aunque jamás había estado en la India anteriormente.

El día que por primera vez vi a Swamiyi, fue el día más importante de mi vida. Cuando estuve en su presencia, no pude dejar de reír y, encantadoramente, él sonrió y me preguntó: “¿Estás feliz?” Y ambos simplemente reímos. Siempre sentí sus bendiciones durante mi estadía en el Ashram, pero también hubo momentos difíciles donde ni siquiera quería oír sobre prácticas espirituales. Hoy entiendo que todo esto es debido a las modalidades engañosas de la mente. ¡Este período fue para mí como estar dentro de una lavadora automática! Cómo dice nuestro querido Guruyi, necesitamos controlar nuestra mente y escuchar tan sólo la voz de nuestras almas. Su silencio Divino nos lleva al sendero correcto. Un día, caminando por el Ashram, vino a mi mente la respuesta que Swamiyi me había dado en su carta: Tus dudas y preguntas serán respondidas en el momento correcto. Sentí que esos días finalmente habían llegado y en ese momento pensé que el Maestro siempre sabe sobre nosotros y nuestro deber es entregarnos y confiar en él.

Mi práctica diaria ahora es tratar de entregarme, aun cuando a veces esto es una prueba difícil. Swamiyi siempre me muestra, a través de la experiencia, la verdadera belleza de esta entrega.

Dos años pasaron desde que vine al Ashram y ahora estoy de vuelta aquí nuevamente por cuatro meses, porque sentí que era el tiempo apropiado para recargarme en mi entrenamiento espiritual y entregarme en la medida de mis posibilidades a mi querido Maestro, Swami Premananda.

Estoy realmente agradecida de ser uno de los participantes de las actividades del Centro en Villa Carlos Paz – es una maravillosa oportunidad que nos da nuestro amado Gurú.

¡Yei Prema Shanti!

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