Por Rosa, Centro de Unidad Premananda, Amelia, Italia
Al intentar definir la personalidad de un Maestro, nos enfrentamos a la cuestión de la dualidad existente entre su persona física y su naturaleza real. Generalmente nos limitamos al primer aspecto, ya que es más fácil ilustrar un retrato con anécdotas y hechos. El segundo aspecto es más raramente mencionado ya que, para describirlo, tendríamos que hablar acerca de sensaciones, experiencias internas, maneras de sentir, momentos especiales y otros indicios sutiles que – aunque reales para nosotros – no están siempre relacionados con algo tangible, sino con algo vivido en el corazón del propio ser.
A través de la relación con el Maestro, se crea una situación donde somos dirigidos, guiados y protegidos. Inicialmente no siempre nos damos cuenta de esto, pero a medida que pasa el tiempo, con la elevación de la conciencia, entendemos que lo que está sucediendo dentro y alrededor de nosotros es el resultado del obrar de una energía divina. Hasta ahora, solamente creíamos en nosotros mismos, en nuestras iniciativas y proyectos, en nuestro poder de voluntad y acciones. Darnos cuenta que somos parte de esa gran energía que nos cuida, nos dirige y actúa a través de nosotros, es una cosa maravillosa. Solamente se nos pide movernos hacia delante ágilmente, flotar con la corriente – con este viento que nos dirige.
Nuestra evolución no depende de hechos externos o eventos específicos sino solamente de una transformación interior, una alquimia, que nos lleva más cerca de la meta, moviéndonos de una experiencia a otra, superando innumerables pruebas en el camino. La evolución es un proceso continuo. Yo siento que esto es lo que está sucediendo, pero ¿cómo puede ser explicado? ¿Cómo podemos decirles a los demás acerca de estos sentimientos, de estas experiencias inexplicables que son, para nosotros, tan reales pero también tan difíciles de describir?
¿Cómo puede uno bosquejar el retrato de un Maestro viviente? ¡Esta es la siguiente dificultad! El Maestro no es simplemente como cualquiera. Ya que él está completamente unido con el todo, él puede tener cierta personalidad en un momento y otra en el momento siguiente. Él no está identificado con ningún aspecto en particular sino que es multifacético. En un sentido cada faceta lo revela y lo caracteriza pero, para retratarlo, uno necesitaría ponerlas todas juntas, sumar sus contradicciones y diferencias aparentes y ésta es una tarea difícil.
A menudo me desconcertaban las actitudes contradictorias y aparentemente parciales de Swami Premananda. Algunas veces él daba mucha atención a algunas personas mientras solamente decía unas pocas palabras o daba una rápida mirada a otros. Con algunos él es muy suave y gentil, con otros es estricto e intransigente. Él puede, a veces, decir una cosa a alguien y la opuesta a algún otro.
Swami explicó que la naturaleza de un verdadero Maestro espiritual es entender las necesidades de cada uno y guiarles según el caso. Él se comporta en una cierta forma con nosotros pero con algún otro su aproximación, su contacto y sus palabras pueden ser completamente diferentes. Incluso escuchando sus discursos, si dos personas hablan acerca de lo que entendieron, sus respuestas serían enteramente diferentes. Esto es porque el Maestro tiene la capacidad de mirar en lo profundo de cada persona y establecer un contacto individual usando diversos tonos, palabras, silencios y formas de mirar.
Swami Premananda especialmente da mucha importancia a la acción, para poner a la espiritualidad en práctica como algo para ser vivido y no solamente como una simple aspiración de la mente. Él considera cada acción, cada pensamiento desde un punto de vista particular y espiritual. Esto es lo que hace la transformación, el avance, porque en contacto con la realidad estamos enfrentando nuestros límites y obstáculos, nuestras barreras, y el camino a seguirse. Swami atribuye mucha importancia a poner en práctica la espiritualidad. Él sabe que muchas personas tienen la tendencia a solamente pensar y leer sobre espiritualidad y esto no va a traer ningún resultado práctico real en sus vidas, conductas y acciones. Uno no puede tomar atajos. Uno tiene que poner las enseñanzas del Maestro en práctica en la vida diaria, desde la situación más simple hasta la más difícil. El resto es solamente correlativo a esta actitud. Para poner en práctica lo que ha sido enseñado, la auto-confianza y la paciencia son muy esenciales.
Swamiyi dice que la espiritualidad es simple y que no necesitamos asimilar elevados conceptos intelectuales sino actuar concreta y eficientemente. El objetivo es la serenidad, la acción hacia una meta sin esperar ningún resultado. Podemos ver que estamos progresando en nuestra práctica cuando nos volvemos más y más serenos y no nos disturbamos por nada. Swamiyi está continuamente diciendo: “Sé feliz.” Cuando estamos felices, estamos yendo más cerca del Gurú y nuestro gozo es también su gozo. ¿Cómo puede él compartir este estado de gozo con nosotros, sus maneras de sentir, su ser? Él solamente puede indicar el camino. Es nuestra decisión el caminar el sendero y alcanzar ese estado.
Hay una enorme generosidad en Swamiyi, una energía ilimitada, que él está siempre listo a dar a cada uno, sin esperar nada a cambio. Él está listo para ayudar a aquéllos que lo necesitan, llevando alegría y alivio en situaciones difíciles. Éste es el secreto de su influencia. El Maestro es como una madre generosa con sus niños. Una madre que no es nunca tocada por el dolor o el sufrimiento, aun cuando ella lo ha conocido.
El Maestro tiene muchas caras y todos y cada uno le perciben de acuerdo con su propio nivel de entendimiento. Él es capaz de bajar al nivel de la persona que está enfrente de él y dice lo que es apropiado para esa persona en las circunstancias presentes. “Cuando veo tu cara, sé tu nivel de madurez y tu desarrollo interior. Entonces, automáticamente sé qué decirte y cómo. Entiendo tu estado mental y hablaré de acuerdo a ello. A veces, cuando has leído muchos libros y reunido mucho conocimiento libresco puedes pensar que te estoy aconsejando a un nivel muy bajo. ¿Por qué estoy hablando a un nivel tan bajo? Esto es porque tu conocimiento práctico es muy bajo. El conocimiento práctico es absolutamente necesario para realizar tu extraordinaria vibración…”
Los encuentros son solamente fragmentos de una realidad, la que está más allá de nuestra capacidad de entendimiento, y siempre nos sentiremos frustrados porque no pudimos expresar todo lo que queríamos. Incluso podemos sentir que fallamos en comunicar a otros estas cosas admirables. Uno debe estar satisfecho con estos detalles, estas palabras, imágenes, escenas, estos momentos, con nuestro limitado entendimiento de una realidad que solamente percibimos parcialmente, sin atrapar su totalidad y profundidad. No es la verdad, sino un intento de comprenderla, de traer algo de entendimiento a través de darle una forma aceptable.
El Maestro tiene una tarea imposible y por ello, él a veces elige el silencio, prefiriendo actuar a través de su energía en lugar de sus palabras. Su energía se transforma en acción, pensamiento profundo y entendimiento. El Maestro conoce los límites del lenguaje y es su compasión la que le hace hablar, para llegar a otros, para ayudar a aquéllos que están sufriendo dificultades y que, en la oscuridad, están buscando el sendero hacia la luz.
Lo que sería considerado una mentira en la boca de una persona ordinaria, en un contexto material, es sólo un medio para indicar la dirección correcta si es dicho por el Maestro. Entendemos las palabras como medios de comunicación y el Maestro está algunas veces obligado a “mentir” para mostrarnos la Verdad, la que pertenece al nivel trascendental y no puede ser nunca realmente puesta en palabras.
Externamente el Maestro es una persona como nosotros, pero, al mismo tiempo, nosotros no podemos entenderlo. Hay momentos en que la cuestión de entenderlo se vuelve irrelevante y sin sentido. Entonces la confianza y la entrega pueden tomar lugar. Nos entregamos y aceptamos ser guiados. Esto es como seguir la corriente de un río. Cuando seguimos esa corriente, no hay dificultades ya que estamos yendo constantemente hacia delante.
El Maestro es algo que debe ser vivido y experimentado. Nosotros nunca le aprehenderemos con palabras e imágenes, ya que él está más allá de estas limitaciones.